Llegan a tu casa tus suegros de sorpresa, por lo tanto decidís hacer unos fideos con manteca que se te pasan de cocción y para acompañar carne con huevo frito, luego de esa cagada a palos al higado, llega el momento que todos esperaban, el postre.
¿Y ahora que haces? No compraste nada, solo tenes un Danette y un churro que te sobró de la semana pasada cuando fuiste a tomar unos mates al monumento mientras tocaba la banda "Chotas al vinagre". ¿Delivery?, pero no, mira la hora que es, nadie te va a traer nada, menos en la zona que vivís, un lugar hostíl, querés salir a comprar algo pero al toque te acordás que hace unos dias a un muchacho que salió a esas horas lo enmantecaron y le hicieron un hijo, ¿como hicieron? no se, pero es una realidad.
Cerrás la puerta de tu casa, acto seguido te encerrás en tu habitación, por ahí ves en la mesa de luz una gillette, ¿pero qué vas a hacer loquito? Yo tengo la solución, tiene nombre y apellido, él es Felipe Dazzo y hoy nos trae un postre a base de mostaza que no te podes perder.
Matias Aghem
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